En plena era de las celebrities de todo a cien, parece imposible que cualquier tiempo pasado en las portadas de las revistas fue peor. Y puede que no lo fuera, al menos estéticamente hablando. Es comprensible el furor que unas mujeres, ciertamente fatales, más cerca de las pin-ups cinematográficas que de las malhechoras al uso, provocaron desde las portadas de las detective magazines , un género que dominó los quioscos estadounidenses de 1924 a 1969. Para comprender el fenómeno, es necesario situarse, al rededor de 1934, en plena era del jazz , la prohibición, el crimen organizado y la Gran Depresión. Los ciudadanos de a pie eran tratados como vulgares criminales y éstos, como estrellas ; Machine Gun Kelly , Bonnie y Clyde , Babyface Nelson y John Dilliger eran tan famosos como los actores del crimen de gánsters. Y los policías que los perseguían también tenían sus 15 minutos de fama en portadas ilustradas por el gran Jim Thompson . Sin embargo, con la fin de la